Por fin me quité la estúpida costumbre de querer a quien no me quiere. Frases de sarcasmo

¿Cómo dejar de ser una pendeja que se enamora de quien no vale la pena? La historia de cómo me liberé de la estupidez de querer a quien no me quiere

Queridos lectores, hoy les voy a contar una historia que los va a dejar con la boca abierta. Una historia de desamor y autodesprecio, con una buena dosis de crueldad y sarcasmo. Una historia que, espero, les sirva de lección para que no cometan el mismo error que yo cometí durante tanto tiempo. ¿Y cuál fue ese error? Pues nada más y nada menos que enamorarme de personas que ni siquiera valían la pena. ¡Qué horror, ¿verdad?! Pero ya no más, Me he liberado de esa basura.

¿Cómo era mi vida antes de liberarme? La patética costumbre de adorar a quien no me valora

Resulta que malgastaba mi tiempo enamorándome de personas que ni siquiera valían la pena. ¡Qué idiotez, ¿verdad?! Me entregaba a ese supuesto amor, creando fantasías en mi cabeza mientras ellos seguían viviendo su vida sin importarles lo que yo sentía. Pero no solo eso, también los idolatraba, los elevaba a un pedestal y los veía como seres perfectos e inalcanzables. ¡Qué absurdo, ¿verdad?! Me ilusionaba con cada gesto o palabra que me dirigían, (aunque fueran falsos e hirientes). Me conformaba con migajas de atención y cariño, mientras ellos se daban el lujo de tratarme como les daba la gana.

¿Y saben qué? cuando al fin comprendía la situación me sentía miserable. Miserable por no ser correspondida, miserable por no ser suficiente, miserable por no ser digna de su amor. Me sentía inferior, insegura y desvalorizada. Me comparaba con ellos y con las personas que les gustaban, y me sentía fea, tonta y aburrida. Me odiaba a mí misma por no ser lo que ellos querían que fuera. Y lo peor es que no hacía nada para cambiar esa situación. Me quedaba ahí, sufriendo en silencio, esperando a que algún cambiaran su actitud hacia mi.

Pero ahora me doy cuenta de lo pendeja que era. Porque esas personas no eran tan especiales como yo creía. Eran unos pendejos, unos egoístas, unos aprovechados. No tenían nada que ofrecerme, solo desilusiones y frustraciones. No merecían ni un gramo de mi amor ni de mi interés. Eran unos perdedores que no sabían apreciar lo que tenían enfrente.

¿Cómo cambió mi vida después de liberarme? La gloriosa liberación de la estupidez de querer a quien no me quiere

Pero ya no más. Un día me di cuenta de lo patética que era mi actitud y decidí cambiarla radicalmente. Me dije a mí misma: ¡basta ya! No voy a seguir siendo una pendeja que se enamora de quien no la valora. No voy a seguir rebajándome a mendigar amor y atención de aquellos que no lo merecen. No voy a seguir perdiendo el tiempo con gente insignificante. ¡Al carajo con ellos!

Y déjenme decirles, que cuando finalmente tomé esa decisión, sentí una liberación gloriosa. Liberación de la estupidez de querer a quien no me quiere, de esperar a que me noten y de sentirme miserable por no ser correspondida. ¡Adiós a esa basura emocional!

Ahora, cuando veo a alguien que no me valora ni me hace caso, me río en su cara con una risa sarcástica que retumba en el universo. Porque, en serio, ¿quién necesita el amor y la atención de alguien que sabes a ciencia cierta que no te merece? ¡Ni que fuera la octava maravilla del mundo o algo así!

Ahora, me concentro en amarme y valorarme a mí misma, porque soy demasiado fabulosa para perder el tiempo con gente insignificante. ¿Para qué desperdiciar mi amor y energía en alguien que no lo aprecia? Me mimo, me consiento y me repito cada día lo maravillosa que soy. ¿Y saben qué? ¡Funciona! Mi autoestima está por las nubes y mi felicidad no depende de nadie más que de mí.

¿Qué consejo les doy a los que están en la misma situación? 

La mejor forma de superar la estupidez de querer a quien no te quiere

Así que, queridos ilusos atrapados en la estúpida costumbre de querer a quien no les valora, les lanzo mi consejo más preciado: ¡basta ya de tanta pendejada! Dejen de rebajarse a rogar migajas de amor y atención de aquellos que no tienen ni puta idea de apreciar su grandeza. Es hora de que se rían en la cara de su propia estupidez, actúen con un sarcasmo implacable y abracen su magnificencia.

Recuerden: Ustedes no necesitan a nadie más para ser felices, porque ustedes son las estrellas principales de su propia película. Así que, manden al carajo y con altivez a aquellos que no pueden reconocer su valor, desaten sus cabellos como si estuvieran diciendo “me vale verga lo que piensen” y muestren al mundo entero lo verdaderamente extraordinarios que son. Y si alguien no puede verlo, pues que se joda con su ceguera, porque ustedes ya están demasiado ocupados brillando con su esplendor.

 

Con una crueldad despiadada y un sarcasmo magnífico,

Yenny Astrid Londoño, la experta en destrozar la estupidez de querer a quien no nos quiere.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top